La historia, para quienes no la conocen, empieza cuando la pequeña Dorothy, quien vive en una pequeña granja junto a sus tíos Henry y Em en Kansas, se ve atrapada en un repentino huracán que la hace volar por los aires junto a su casa y su perrito Toto. Luego de aterrizar en el extraño país de Oz y conocer a algunos de sus peculiares habitantes, Dorothy debe emprender un viaje en ese desconocido lugar hasta la Ciudad Esmeralda, donde habita el poderoso Mago de Oz quien, según los lugareños, es el único con el poder necesario para enviar de vuelta a casa a la pequeña niña.
Sin embargo no estará sola. Durante su camino se le unirán tres personajes que la ayudarán en su travesía y que a su vez tienen sus propios motivos para ir a ver al mago. Se trata del Espantapájaros, El Leñador de Hojalata y El León. Cada uno con su historia particular que a la vez justifica la manera de ser de cada uno.
A pesar de ser una historia infantil, la historia está llena de matices y pequeñas lecciones para personas de cualquier edad. Lecciones que trascienden hasta nuestros días, aún cuando el libro fue publicado originalmente hace más de cien años. Uno de los mensajes más claros por ejemplo, es el que nos enseña el Espantapájaros, quien se siente inferior por no poseer un cerebro, pero en más de una ocasión demuestra su ingenio y saca al grupo de apuros. Seguramente a más de alguno le ha pasado que se subestima a sí mismo, y cree que no tiene la capacidad de hacer algo sin siquiera haberlo intentado. Al mismo tiempo podemos ver que estar rodeado de las personas correctas, puede despertar el potencial y la confianza del Espantapájaros, justo como en la vida real.
La pequeña Dorothy por su cuenta, demuestra un gran valor a pesar de encontrarse en un lugar completamente desconocido, y aunque es un lugar en el que ha encontrado nuevos amigos, en el que existe la magia, paisajes coloridos que contrastan enormemente con los grises y aburridos de su hogar, los que más quiere es regresar a casa junto a sus tíos, porque para ella la familia es más importante.
Las aventuras que atraviesan Dorothy y compañía, son muy entretenidas. Evidentemente la narrativa es simple y el desarrollo no es muy profundo o intrincado, pero hace tiempo que no me divertía tanto y a la vez me sorprendía junto a los personajes con cada obstáculo que se iba presentando.
Los personajes son encantadores y resulta sumamente difícil elegir a un favorito, ya que todos tienen su momento de protagonismo y aportan al grupo todo de sí para ayudar a sus amigos.
Según algunos analistas, el país de Oz es una representación de un mundo socialista ideal que el propio Baum fue creando con el tiempo, inspirado por las carencias que tuvo que afrontar en su vida. Algunos otros afirman que no es mas que una oda al consumismo y que cada relación entre los personajes representa un intercambio mercantil. Independientemente de que lo anterior sea verdad o no, creo que la verdadera magia de esta historia reside en que para cada lector puede significar algo distinto, y en realidad ninguno de nosotros tendrá la verdad absoluta.
No voy a dar calificación porque está claro que es un SÍ absoluto para todo aquel que no lo haya leído. Una historia encantadora, divertida y que parece simple, pero a la cual se le puede exprimir más de lo que podríamos creer.
Hasta la próxima reseña.
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